Horas decisivas

Hemos entrado ya en las horas decisivas del referéndum del 1 de octubre. Son horas decisivas porque sus organizadores pretenden conseguir un juego de apariencias que convierta una consulta ilegal y a todas luces fracasada en un referéndum legítimo. Eso explica la comparecencia hace unas horas de varios consejeros de la Generalitat anunciando que habrá más de 2.000 puntos de votación y más de 7.000 voluntarios para que se pueda votar. Las declaraciones se han hecho delante de una de las urnas que supuestamente se van a usar: unos contenedores de plástico opacos.

El juego de las apariencias ha llevado también a los promotores del referéndum a buscar desde muy pronto una ocupación de los centros de votación, especialmente de los colegios. Se trata de que las fuerzas de seguridad, que deben cumplir con el mandato judicial de precintar esos centros de votación aparezcan no como quien garantiza la tutela de los derechos sino como quien los conculca.

Es muy difícil afrontar cualquier situación si a las cosas no se las llama por su nombre. En estas horas decisivas lo importante es, como decían los obispos en su declaración de esta semana, evitar actuaciones irreversibles y de graves consecuencias. Son horas para la firmeza, pero también para la calma, para tener la cabeza fría y para no caer en las provocaciones.