J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Los pobres, en el centro de la vida cristiana

El Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará por primera vez el próximo 19 de noviembre. En el Mensaje para esta Jornada nos invita a no amar de palabra sino con obras, puesto que el servicio a los más pobres es uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo. Han sido muchas las páginas de la historia escritas por cristianos que han sabido servir a sus hermanos más pobres con el generoso ingenio de la caridad. San Francisco de Asís es, en este sentido, paradigmático. Siguiendo su ejemplo, si queremos realmente encontrar a Cristo, no podemos pensar en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para tranquilizar la conciencia. Es necesario que toquemos el mismo cuerpo de Cristo en el cuerpo llagado de los pobres; una pobreza que nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura, la migración forzada o el tráfico de personas, entre otras muchas. Ante esos rostros no cabe permanecer inactivos o resignados y esta nueva Jornada es una buena ocasión para hacer nuestra la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte y del derroche, y para poner, junto a las palabras, obras que concreten la verdadera fraternidad con quienes más lo necesitan. Porque los pobres, dice Francisco, lejos de ser un problema, nos ayudan a acoger y vivir la esencia del Evangelio.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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