Maduro al frente de una dictadura

Nicolás Maduro pretende estar legitimado para seguir como presidente de Venezuela después de las elecciones de este domingo. Unas elecciones con muy baja participación y plagadas de irregularidades. Maduro adelantó los comicios de diciembre a mayo, para que tuvieran lugar antes de que la crisis económica se agravara aún más, y para que la oposición no tuviera capacidad de reacción.

A pesar de las reclamaciones de la oposición, de los cinco miembros del Consejo Nacional Electoral cuatro han sido de la cuerda de Maduro. Los líderes de la oposición están o inhabilitados, como Henrique Capriles, o bajo arresto domiciliario, como Leopoldo López. El sistema de inscripción de partidos creado para la ocasión ha dejado fuera a Primero Justicia y Voluntad Popular, las dos formaciones más importantes que no están controladas por el chavismo. Maduro se ha inventado el carnet de la patria con el que ha comprado votos a cambio de alimentos en un país en el que la mayoría de los ciudadanos se acuestan con hambre.

La crisis humanitaria ha provocado 1.600.000 refugiados en los dos últimos años y se han disparado las enfermedades infecciosas como la malaria. El chavismo ha convertido a Venezuela en un país sin medicamentos con una inflación del 13.000 por ciento. Hablar de democracia y de reelección en estas circunstancias es un sarcasmo.