El mayor don es el don de la fe

En las últimas semanas hemos conocido diversos informes que ahondan en las crisis de natalidad y de paternidad que sufrimos, particularmente en España. Como ha afirmado el Presidente de la Conferencia Episcopal, la baja natalidad afecta a la capacidad de las familias para transmitir la fe y ya no podemos dar por supuesto que ser español implique ser católico. Durante siglos la familia era el lugar principal para la transmisión de la fe en una sociedad predominantemente rural y homogénea, pero hoy en día esa conexión se ha debilitado.  

Esta situación novedosa supone, en primer lugar, un enorme desafío. Como ha subrayado monseñor Argüello, la Iglesia en España está llamada a afrontar este cambio de época con humildad y creatividad, construyendo comunidades visibles y colaborando en comunión con las diversas Iglesias particulares. Ahí debemos echar el resto, porque si bien es cierto que no podemos ignorar ni dejar de denunciar lo que sucede, también hay motivos claros para la esperanza concreta. En un momento histórico en el que, por ejemplo, el número total de bautizados desciende, los bautizados adultos cada vez son más. Precisamente en la celebración del Bautismo del Señor, el Papa Francisco nos ha alentado este domingo a procurar familias que irradien la alegría de la fe y en las que puedan crecer los niños que vienen al mundo. La Iglesia es familia de familias, pero para serlo necesitamos que estas existan y se sientan acompañadas. En tiempos recios, de profunda crisis antropológica, depende en buena parte de nosotros seguir anunciando al mundo el Evangelio, que es el Evangelio de la Familia, y en el que se hace visible de manera natural que el mayor don que podemos recibir es el don de la fe.