Ningún arreglo de Bruselas satisface a Londres

La actuación del Reino Unido en las negociaciones sobre el Brexit merecería un Oscar a la mejor comedia, si no fuera porque los representantes británicos están comportándose con absoluta irresponsabilidad, poniendo en peligro los intereses de sus 65 millones de ciudadanos. Ni siquiera está ya clara la cuestión de la frontera irlandesa, supuestamente acordada en diciembre. Para evitar una frontera dura con Irlanda del Norte y eludir el riesgo de reavivar el conflicto, la alternativa es una unión aduanera. Pero dado que los conservadores descartan esta opción para el Reino Unido, queda únicamente la opción de una unión aplicada solo a esta parte del país.

Hasta ahí llega la legendaria habilidad de Bruselas de hacer malabarismos con los acuerdos, pero la minoría unionista, de la que depende el gobierno de Theresa May, se niega, confirmando que el Brexit había de provocar serias tensiones territoriales. Las tensiones van también en aumento entre el gobierno y los empresarios, que curiosamente se encuentran ahora más cómodos con la posición del laborista Jeremy Corbyn, después de que se ha posicionado a favor de un Brexit blando. Todo puede pasar de aquí a abril de 2019, cuando deberán estar cerradas los términos de la ruptura. Si es que realmente hay ruptura... A la vista de este vodevil, lo más sensato es ya no descartar ninguna hipótesis.