J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Paradojas de la sociedad digital

Este viernes han sido hackeadas las redes internas de varias grandes empresas españolas. Un hecho que ha puesto de manifiesto, una vez más, la vulnerabilidad de empresas y de gobiernos en esta era digital en la que ya estamos. La revolución digital ha provocado un cambio que algunos llaman la cuarta revolución industrial. La capacidad de computación de los ordenadores crece exponencialmente, facilitando a todo tipo de organizaciones el tratamiento de datos. No hay compañía de peso que no haya digitalizado sus actividades. De hecho, es una debilidad estratégica no haberlo hecho. Los datos de voz, de texto e imágenes almacenados por las empresas sirven para mejorar la calidad de sus servicios y productos. El llamado Big Data sirve también para una intervención social más eficaz. En Naciones Unidas hay en marcha proyectos de intervención basados en los datos digitales que han servido para hacer frente con más eficacia a hambrunas, inundaciones y catástrofes. Pero esta revolución digital implica no pocos retos. Uno de ellos es la confidencialidad y otro la seguridad. La legislación española ha progresado en la protección de la confidencialidad pero cada vez será más complicado garantizarla. Y la seguridad, como hemos visto, se ha convertido en el gran desafío del momento. El progreso nunca tuvo una sola cara.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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