El riesgo económico asociado al “Procés”

La advertencia inusual del Banco de España sobre los riesgos de ralentización del crecimiento económico a causa del proceso separatista catalán debe tenerse muy en cuenta. La situación en Cataluña, que ha sido siempre uno de los motores de la economía española, se ha convertido en una rémora que contribuye a la inestabilidad, a la desconfianza de los inversores y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación. Los datos son elocuentes: la agencia de calificación Moody's ha degradado la nota de la deuda catalana hasta el nivel del bono basura, y bancos de inversión, como JP Morgan, desaconsejan invertir en Cataluña por la situación de inestabilidad que se vive en ese territorio.

Pero la amenaza principal que pesa sobre la economía catalana, y sobre la del conjunto de España, se sitúa en el escenario posterior al primero de octubre. Un escenario de inestabilidad política y de alteración sistemática del orden puede hacer que se incremente la prima de riesgo y se disparen los tipos de interés. La parálisis del consumo interno y el descenso de ingresos del sector turístico en Cataluña se pueden convertir en factores de crisis permanente. Son datos que sumados a las señales de alarma del contexto europeo e internacional, como los efectos del Brexit, la subida de los precios del petróleo o los cambios en política fiscal en Norteamérica, agudizan los riesgos de un horizonte de incertidumbre que no favorece a nadie.