Trump gana, y Ucrania no puede cantar victoria

El pasado 28 de febrero el presidente de Ucrania sufrió una encerrona en la Casa Blanca que el presidente de Estados Unidos y su vicepresidente habían calculado al milímetro. Dos semanas más tarde, Ucrania se muestra dispuesta a solicitar un alto el fuego por 30 días a la espera de lo que Rusia responda. El Secretario de Estado, Marco Rubio, quien en la ciudad saudí de Yeda ha negociado con representantes ucranianos, ha dejado claro que ahora la pelota está en el tejado del Kremlin.

Gran Bretaña ha corrido a expresar su satisfacción y su Gobierno ha anunciado que hará todo lo posible por contribuir a la paz. Algo similar han celebrado Macron y Tusk, así como los primeros ministros de Países Bajos y Lituania, y las presidentas de la Comisión y del Parlamento Europeo. Todos anhelan una paz justa y duradera, que dé de seguridad a Ucrania. Putin, subraya Estados Unidos, tiene ahora la oportunidad de confirmar si es verdad, o no, que está dispuesto a negociar el fin de esta guerra. Y mientras esto sucede, la Administración Trump ha levantado las restricciones que en materia de inteligencia y seguridad había impuesto a Ucrania. Todo está abierto y nada parece decidido, más allá de que Trump no cree tener que proteger vínculo alguno con Europa y de que sus preferencias están puestas en la Rusia de Putin.