El valor de la libertad

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Al mismo tiempo que el riesgo de escalada militar en la guerra de Rusia contra Ucrania amenaza a toda Europa, la ciudad de Berlín ha sido el centro de las conmemoraciones del 35 aniversario de la caída del muro que la partió en dos. Berlín, Alemania y toda Europa, iniciaban hace 35 años un proceso de unificación y de reunificación tras más de 40 años de Guerra Fría, política de bloques y disuasión nuclear.

Es innegable, con la mirada puesta en 1989, que los países liberados del poder soviético han alcanzado su independencia y libertad. Alemania ha vuelto a ser una nación unida, sin negar el alto coste que ha supuesto la armonización. Y el proyecto europeo no solo sigue en pie, sino que no se detiene.

Pero no ha sido un camino de rosas. Se engañaron quienes quisieron creer que con la llegada de la democracia se acabarían todos los problemas. La democracia está reñida con la magia, requiere por parte de los ciudadanos un ejercicio continuo de memoria y responsabilidad. Olvidar que los totalitarismos crecieron y arraigaron en suelo europeo es una injusticia, además de una temeridad. Recordar y conocer ese horror es el único recurso válido para ayudar a los europeos a pensar en lo impensable. Nuestra democracia puede morir, como ya pasó, si las instituciones se degradan y si las masas ocupan el lugar de pueblos conscientes de sus derechos y libertades. Ese es un riesgo real, además de una tentación.