J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

La verdad termina por abrirse camino

Mientras no cambie el panorama electoral, habrá que acostumbrarse a los broncos debates que se suceden dentro y fuera del Congreso. Sin embargo, estos debates vienen muy bien para que la sociedad española despierte de su aparente indiferencia ante lo que se ha dado en llamar “la nueva política”. Un buen ejemplo lo hemos tenido con la negativa de algunos grupos parlamentarios a condenar al régimen de Maduro y a homenajear a Miguel Ángel Blanco, símbolo de la barbarie de ETA y de la respuesta ciudadana a dicha barbarie. La mezquindad no parece tener límites, como demuestra también la negativa de algunos a erigir un monumento a una de las personas que más han enaltecido últimamente los valores humanos, como ha sido el joven Ignacio Echeverría, muerto en Londres por su intento heroico de salvar la vida de un policía cuando era apuñalado por un terrorista.Lo peor que podría pasarle a nuestra sociedad es caer en ese estado de ánimo en el que se pierden las referencias sobre el bien o el mal. Este es un momento crucial para destacar y explicar los grandes valores éticos, sociales y culturales que han definido nuestra civilización: desde la solidaridad a la honestidad, pasando por el respeto a la vida y a la dignidad de toda persona, y la libertad de buscar y hacer el bien. La experiencia nos enseña que el bien termina por abrirse camino mientras no se pierda el afán de buscar la verdad, por encima del teatro de la mentira que algunos representan.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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