Visibilidad para los cristianos perseguidos

Entre la habitual corrección política que caracteriza a la mayoría de las candidatas a los Oscar, aparece este año una sorprendente y minoritaria historia nominada en la categoría de mejor cortometraje de ficción, que cuenta la historia real de los pasajeros de un autobús que viajaba hacia el noroeste de Kenia, en diciembre de 2015, cuando fue abordado por el grupo de terroristas de Al-Shabab. Quisieron repetir el atentado que habían llevado a cabo un año antes, cuando asesinaron a 28 pasajeros cristianos, tras separarlos de los musulmanes. En el suceso que cuenta la película no pudieron repetir la barbarie porque los musulmanes se negaron a obedecer las órdenes de los asaltantes, salvando a los cristianos, a quienes los terroristas no pudieron identificar.

Esta pequeña película pone de relieve la importancia de dar visibilidad a los cristianos que están sufriendo persecución en tantos lugares del mundo. El sábado pasado el Papa Francisco tuvo un conmovedor encuentro con la familia de Asia Bibi, la mujer paquistaní encarcelada desde el 2009, acusada injustamente de haber insultado al profeta Mahoma, y con la joven nigeriana Rebeca Bittrus, que estuvo secuestrada por Boko Haram. El mismo sábado se iluminaron de rojo en memoria de los cristianos perseguidos y de forma simultánea, el Coliseo de Roma, la iglesia de san Pablo en Mosul y la iglesia de san Elías en Alepo. Los datos de Ayuda a la Iglesia Necesitada no engañan: los cristianos son perseguidos actualmente en 23 países y discriminados en 15. Es importante poner en marcha iniciativas que contribuyan a que sus historias no queden en el olvido.