Alianza de extremistas en Israel

Todo hace indicar que el veterano líder del Likud, Benjamin Netanyahu, podrá formar gobierno con el apoyo de los partidos religiosos y de ultraderecha que han doblado su número de escaños, en contra de las previsiones. Esto significa que Israel va a estar gobernado por una alianza de extremistas cuyo objetivo va a ser mantener congeladas las posibilidades de una solución del problema palestino, el conflicto más largo desde la II Guerra Mundial. Dos hechos llaman la atención en estos comicios, los quintos que se celebran en los últimos tres años. Por un lado, la fuerte participación electoral, que ha rebasado el 70 por ciento cuando las encuestas sugerían un hartazgo de los electores y, por otra, el ascenso de los partidos extremistas de la derecha que siempre se han opuesto al diálogo con los palestinos.

Habría que preguntarse en qué medida han influido en estos resultados las últimas ofensivas bélicas lanzadas desde Gaza por Hamás ante el desinterés la comunidad internacional. Aunque la doctrina de la ONU de dos Estados en una misma tierra sigue vigente, es obvio que Israel no tiene el menor interés en una negociación de este tipo, que una parte de los propios palestinos obstaculiza con su hostilidad permanente. Las propuestas que en su día hizo el expresidente norteamericano, Donald Trump, con un fabuloso plan de inversiones económicas, duermen ya el sueño de la historia. En todo caso, algo tendrá que hacer el vencedor de las elecciones de ayer para que el conflicto no degenere en nuevos baños de sangre.