Madrid - Publicado el - Actualizado
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La situación trágica que atraviesa Venezuela no debería pasar inadvertida para la opinión pública internacional. Son los efectos de un populismo demagógico que tiene atenazada a la sociedad venezolana y hundida económicamente a una generación que anhela una vida en progreso y libertad. La nueva ocurrencia del presidente Maduro de cortar a la población la luz cuatro horas al día, o de que los funcionarios sólo trabajen dos días a la semana, es la confesión de que el país está paralizado y el sector público abocado a la ruina. Los mensajes oficiales que atribuyen la responsabilidad a los enemigos del régimen no pueden esconder la incapacidad real para gobernar de Maduro, que alcanza extremos nunca vistos.Esta situación hace que el proceso para activar un referéndum de revocación del Presidente Maduro adquiera un valor añadido. La oposición democrática es consciente de las dificultades reales que supone recoger cerca de doscientas mil firmas para que prospere esta medida. La Mesa de la Unión Democrática está impulsando también una enmienda constitucional para recortar el mandato presidencial. Todos los intentos son pocos para que Venezuela abra una nueva etapa de su historia que le permita salir del pozo en que está inmersa.