La brecha generacional amenaza el pacto social

El paro juvenil en España se ha reducido a su nivel más bajo desde 2008, el año de la gran recesión. Es lado esperanzador del estudio que acaba de publicar la Organización Internacional del Trabajo. La mala noticia es que esa tasa de desempleo dobla la media mundial, y que, desde hace una década, España es uno de los países donde el sueldo de los menores de 30 años experimenta mayor pérdida de poder adquisitivo. Una de las consecuencias más visibles la apuntaba esta semana el Consejo de la Juventud de España: la subida de los alquileres hace que no baste el sueldo completo de un joven para vivir por su cuenta, lo que explica que solo el 16% pueda emanciparse.

Asociada a este problema está la drástica caída de la nupcialidad y de la natalidad. No hay una relación causal simple, pero las expectativas insatisfechas en la esfera de la vida familiar y laboral genera en ellas y ellos una desconfianza hacia el futuro y hacia el conjunto de las instituciones sociales de consecuencias imposibles de subestimar. Se ha roto la promesa de que el esfuerzo tiene recompensa, frente a lo que apenas queda solo el consuelo de un hedonismo efímero. La avalancha de estudios en esta línea es apabullante. Hay una brecha generacional que amenaza muy seriamente el pacto social. Apelar al consenso entre partidos políticos sería quedarse demasiado cortos en relación con la magnitud de un reto que concierne a toda la sociedad