Madrid - Publicado el - Actualizado
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La entrevista que el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, ha mantenido con Oriol Junqueras, sin que lo supiera el propio Presidente de la Generalitat, es un dato más del extraño juego que desarrolla Sánchez en su carrera para alcanzar, como sea, La Moncloa. Esta carrera no está marcada por la búsqueda de soluciones políticas coherentes y adecuadas a las necesidades de nuestro país, sino por la conjugación de intereses contradictorios y muy peligrosos para la estabilidad institucional. Según se ha podido saber, Oriol Junqueras volvió a reiterar a Pedro Sánchez que facilitar un gobierno del PSOE implica para Esquerra la aceptación de un referéndum secesionista. En un momento en el que el Banco Central Europeo ha anunciado que comprará activos financieros de las comunidades autónomas españolas, excepto de Cataluña, y cuando la Generalitat vuelve a incumplir sus compromisos de pago a proveedores, Barcelona se ha colocado en el centro de un ciclo de reuniones entre Puigdemont y los líderes del PSOE y Podemos. Son conversaciones que se deslizan hacia la peligrosa pendiente de subordinar los intereses de los españoles al intercambio de apoyos políticos y económicos. Sánchez debería convencerse ya de que no puede hipotecar la gobernación de España con el apoyo, tácito o activo, del populismo y del independentismo.