Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Parlamento de Colombia, con la ausencia de los representantes del Centro Democrático, el partido de Álvaro Uribe, ha refrendado el nuevo Acuerdo de Paz. Se pone fin a 52 años de guerra y se inicia un tiempo nuevo hasta llegar a la desmovilización total de las FARC, la entrega de las armas y su desaparición como grupo armado. Mientras eso llega, las dos Cámaras parlamentarias podrán legislar mediante un procedimiento rápido para que los Acuerdos puedan implantarse con mayor rapidez. Las FARC demandan seguridad y ponen sus condiciones. Y entre estas figura la liberación de sus presos.Nadie niega que Colombia necesite estabilidad y un alto el fuego para salir de una situación que ha sumido al país en un estado de parálisis, decepciones y enfrentamientos. Con toda seguridad en los Acuerdos hay puntos discutibles: prescripción de delitos, uso indebido de la llamada justicia restaurativa, ventajas institucionales para los guerrilleros, sin olvidar lo que algunos denuncian como blindaje para los militares.Pero en política lo mejor es enemigo de lo bueno. El mejor acuerdo es el acuerdo posible, dadas las circunstancias de tiempo y de lugar. Corresponde ahora a la sociedad colombiana construir la convivencia día a día, algo que no pueden realizar por sí mismas las leyes ni los reglamentos. El camino será todavía largo y difícil.