Madrid - Publicado el - Actualizado
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Esta medianoche comienza oficialmente la campaña electoral, después de una precampaña que se inició el mismo día en que Pedro Sánchez entró en La Moncloa con la intención de preparar el terreno para consolidar una mayoría aprovechando la dispersión del centro-derecha y valiéndose de una batería de medidas sociales aprobadas mediante decretos-ley, que además amenazan a nuestra precaria estabilidad económica. Los sondeos electorales, incluido el polémico e intencionado CIS, nos muestran una foto movida, que aún no se ha decantado. Ahora quedan quince días en los que se decidirá la auténtica realidad política a partir del 28 de abril.
Hay tres planos esenciales. En primer lugar la defensa de la Constitución frente al reto del secesionismo y la impugnación del gran acuerdo del 78. Sánchez sigue manteniendo la ficción de un diálogo imposible con la ayuda de una eventual medida de gracia para los golpistas, una vez se produzca la sentencia del Tribunal Supremo.
En el plano económico la izquierda propone un plan de gasto que requerirá un fuerte aumento de los impuestos, mientras que el centro-derecha apuesta por rebajarlos para generar empleo y estimular la economía. Siguen pendientes las reformas para mejorar el empleo y hacer viable el sistema de bienestar.
En tercer lugar el ámbito ético-cultural, donde la izquierda apuesta por la ruptura en temas como la eutanasia, la educación y la ideología de género. Frente a ello es posible una política a favor de la familia, de la libertad de educación y de una laicidad abierta y positiva. Es hora de decidir el bien posible en este momento concreto de nuestra historia.