Error de perspectiva

La versión oficial de la ruptura de VOX en las cinco Comunidades Autónomas en las que gobernaba con el PP se basa en la negativa de VOX al reparto de 347 menores inmigrantes por España. Una excusa que repele al sentido común, al realismo y a la necesidad ética de ofrecer una respuesta inmediata a una auténtica crisis humanitaria. A este argumento de VOX se pueden añadir todas las justificaciones que se quiera, desde la necesidad de responder a la irrupción de Alvise, al acuerdo del PP con el PSOE para el Consejo General del Poder judicial o la conformación de las mayorías en el Parlamento Europeo. A VOX le queda todavía un largo camino de asentamiento institucional y de conciencia de lo que significa una política alejada de maximalismos, una política obligada a resolver problemas de forma inmediata.

Quizá la razón de este movimiento sea la voluntad de convertirse en el partido hegemónico de la derecha en España, ocupando el espacio del PP. VOX querría imitar la estrategia de Marine Le Pen en Francia. Este movimiento de ruptura estaría decidido antes de que Feijóo hubiera dicho sí, responsablemente, al reparto proporcional de los menores inmigrantes no acompañados. VOX ha roto con el PP por su complicidad con las formaciones políticas europeas de Le Pen y Orban en un intento de sumarse al carro de la política populista de los nacionalismos en Europa. En primera instancia, VOX perjudica la consolidación de una alternativa a Sánchez, pero, sobre todo, deja al descubierto sus carencias y su errónea lectura de la sociedad española.