Línea Editorial 30/08/2022
El grave problema de la sexualización de los menores
Los Ayuntamientos de toda España organizan en verano infinidad de actividades formativas y de ocio para niños y adolescentes.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los Ayuntamientos de toda España organizan en verano infinidad de actividades formativas y de ocio para niños y adolescentes. También lo hacen las entidades sociales dedicadas al ocio y a la formación de niños y jóvenes, así como las peñas y asociaciones cívicas de toda índole. Algunas de estas actividades, que no suelen recabar la atención de la prensa, han ocupado este verano las portadas de los medios de comunicación. La razón es grave. La sexualización de menores, niños y adolescentes, se ha colado en el ocio veraniego en forma de diversión.
La creciente conciencia en materia de protección de los derechos de los menores ha obligado a elaborar protocolos, normas y planes de prevención de abusos y malos tratos. Los profesionales que trabajan con menores deben estar debidamente acreditados. La legislación española en esta materia se ha endurecido con la aprobación de la Ley integral de Protección a la infancia y a la adolescencia. Nada de esto ha evitado, y no se trata de una anécdota, que este verano se hayan organizado actividades con menores diseñadas por tienda eróticas o gynkamas municipales de contenido explícitamente sexual. Más allá del escándalo momentáneo que estas noticias provocan, llama la atención la falta de criterios para afrontar con un juicio contundente y sereno el planteamiento que late en el fondo de estas noticias.
La sexualización de los menores es una decisión que adoptan adultos en nombre de una supuesta libertad que ignora intencionadamente los derechos de niños y adolescentes. Se cosifica el cuerpo de los menores para disfrute de los adultos, se les fuerza a recorrer etapas vitales para las que no están preparados y se les convierte en objetos de consumo. La cuestión es grave y los efectos en el desarrollo vital de los menores es el núcleo del problema que exige una regulación normativa clara que alcance a la industria de la moda, los medios de comunicación y los contenidos audiovisuales. La Escuela, a las puertas del nuevo curso, tiene una oportunidad de oro.