Línea Editorial 27/05/2016

Hiroshima y las heridas abiertas en Asia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Barak Obama se convertirá hoy en el primer presidente de EE.UU. que visita Hiroshima, la ciudad arrasada en 1945 por una bomba atómica. No se espera una petición expresa de perdón, pero es un gesto importante en un momento en que el programa nuclear norcoreano y las disputas territoriales en el Mar de China hacen del este asiático un inquietante foco de tensión. Ese belicismo demuestra que la II Guerra Mundial aún está lejos de ser digerida. En otro gesto que no dejó de levantar ampollas entre los vecinos de Japón, el primer ministro, Shinzo Abe, llevó ayer al resto de mandatarios participantes en la Cumbre del G7 al santuario sintoísta de Ise Singu,  un lugar de referencia para el nacionalismo nipón. Muchos japoneses guardan en la memoria la «profanación» de este templo por soldados estadounidense, por lo que el episodio de ayer tiene un claro regusto reivindicativo. No es que Abe sea un nacionalista irredento. En diciembre llegó a un histórico acuerdo con Corea del Sur y pidió perdón por las esclavas sexuales de la guerra, pero  podría hacer más por ayudar a cerrar muchas heridas abiertas que siguen envenenando las relaciones en la región. La visita de Obama a Hiroshima ofrece un buen ejemplo que Abe y otros líderes asiáticos deberían seguir.

Herrera en COPE

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