LÍNEA EDITORIAL COPE: El Gobierno de España en almoneda

En el proceso de negociación entre Sánchez y Puigdemont, del que los ciudadanos sabemos muy poco, las cosas no deben ir tan bien como el presidente en funciones deseaba. Han pasado tres semanas desde que el Rey encargó a Pedro Sánchez que materializara los apoyos necesarios para acudir a la investidura, y todo se mueve muy despacio.

Sánchez no tenía bien atados los votos de Junts. La foto de la líder de Sumar con Puigdemont fue un golpe de efecto, pero poco más. Y a medida que avanzan los días, el precio de la investidura va aumentando.

La amnistía es solo una de las contraprestaciones que el presidente en funciones debería pagar por el puñado de votos que necesita. Lo que se le pide desde Waterloo es, además, allanar el camino a una consulta sobre la autodeterminación mediante la declaración de Cataluña como nación en el Acuerdo político que Sánchez necesita cerrar para su investidura.

Está claro que un documento de esta naturaleza no podría tener fuerza legal para reformar el texto constitucional, porque la declaración de Cataluña como nación no depende ni de la voluntad personal de Sánchez ni de los deseos de Puigdemont.

Lo grave de todo esto es que la noticia pone de manifiesto que la constitución del Gobierno de España se ha convertido, por obra y gracia de Pedro Sánchez y el silencio del PSOE en una negociación en la que solo se dirimen los intereses particulares de un candidato a la presidencia del Gobierno y de un prófugo de la justicia española.