Línea Editorial COPE: Luz y taquígrafos sobre la amnistía
El Gobierno en funciones pretendía llegar a la sesión de investidura sin haberse pronunciado sobre la amnistía
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El discurso del presidente de la Generalitat desde la tribuna del Senado no permite equívocos. Las palabras de Aragonés quedarán registradas y todos los que quieran escuchar y leer, podrán hacerlo. No caben los “dimes y diretes” ni las dobles interpretaciones. La amnistía, ha dicho el presidente, no es un punto final, a modo de ley de caducidad de una acción penal, sino un punto de partida para que Cataluña vote en referéndum sobre su independencia. El Gobierno en funciones pretendía llegar a la sesión de investidura sin haberse pronunciado sobre la amnistía. Pero Aragonés y el independentismo prefieren hablar de ella en voz alta. Aragonés, además, no ha ido al Senado solo a hablar de amnistía, sino a convertirse en su adalid ante Junts, Puigdemont y Junqueras, con los que mantiene un crudo duelo por la hegemonía en el campo independentista.
Aragonés no busca el diálogo. No hay nada que dialogar. Por eso, tras su intervención, sin mostrar respeto alguno por las dinámicas parlamentarias, se ha ido. Tampoco han querido, ni siquiera estar presentes, los tres presidentes autonómicos del Partido Socialista y el lendakari Urkullu. El resto de los presidentes autonómicos sí han acudido e intervenido. Eso es tomarse en serio a la Cámara Alta, como Cámara de representación territorial, así como las propuestas de Aragonés.
Con toda seguridad, Pedro Sánchez seguirá sin hablar de amnistía y la ley de silencio seguirá imperando en el PSOE. Tendrá que ser el PP, con 14 presidentes autonómicos y 8 millones de electores, quien lidere el debate sobre una ley de consecuencias extremadamente graves cuya única razón de ser es la investidura de Sánchez.