Línea Editorial COPE: Para que no cunda el desánimo

Ahora que está a punto de cerrarse un acuerdo definitivo para la investidura quizás convenga recordar, como hace el sociólogo Víctor Pérez Díaz, que el capital político no está sólo en lo que hacen los partidos sino en la sociedad civil.

No hay que restar trascendencia a lo que está en juego en la investidura, pero conviene recordar que España está funcionando sobre la base del sentido común de la gente corriente, que es lo que está moviendo la economía con su trabajo bien hecho allí donde le toca.

Ese es el potencial con el que podemos construir espacios de convivencia, de razonamiento y de experimentación. Lo interesante del momento es que nos obliga a preguntarnos qué ha pasado, porque sin responder a esa pregunta cunde la desmoralización.

Hay una forma de hacer política que divide y debilita la convivencia civil, porque con sus palabras y sus hechos polariza y fragmenta a la sociedad, incitando a una desconfianza generalizada.

Se abusa de una retórica que contamina radicalmente el espacio público. El lenguaje de la guerra se convierte así en el lenguaje natural de la política: vencer y ocupar el poder, destruir y cancelar.

Así se rompen los símbolos de la amistad cívica que estuvieron tan presentes después de la Transición.

Estas tendencias deberían ser corregidas no sólo por los partidos, sino por los ciudadanos a través de diversas instancias, para no permitir que una mala política degrade la convivencia.