Línea editorial COPE: La persecución a los jesuitas en Nicaragua

La decisión del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su mujer, Rosario Murillo, de cancelar la personalidad jurídica de la Compañía de Jesús en ese país, lo que implica su disolución, supone un paso más en la deriva totalitaria de un régimen político personalista que está conculcando los derechos fundamentales y las libertades básicas de los ciudadanos.

La decisión ha llegado después de unas semanas en la que se ha producido un sistemático acoso a los jesuitas, una congregación religiosa que tiene una gran influencia en la Iglesia nicaragüense y en la sociedad.

La Compañía de Jesús, en un comunicado, ha condenado esta “esta nueva agresión que considera está enmarcada en un contexto nacional de represión sistemática calificada como ‘crímenes de lesa humanidad’ por el grupo de expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua conformado por las Naciones Unidas”.

No hay que olvidar que el obispo Rolando Álvarez sigue encarcelado injustamente, que las religiosas de la Madre Teresa de Calcuta en se país fueron expulsadas y que se produce un permanente acoso a sacerdotes y religiosas que impide el libre ejercicio de su ministerio.

La obsesión persecutoria de Daniel Ortega y su mujer contra los jesuitas forma parte de su sistemática campaña de acoso a la Iglesia. Una Iglesia que está entregada a la defensa de los derechos humanos, a la paz social y el diálogo y a la denuncia profética desde la brutal represión de manifestaciones de protesta ocurridas en 2018.