Línea editorial COPE: Teorías de la conspiración

La Academia sueca ha concedido el premio Nobel de Medicina a Katalín Karikó y Drew Weissman por la vacuna de la Covid basada en el ARN mensajero. El éxito de estas vacunas ha sido decisivo para mantener a raya en un tiempo muy breve la última pandemia.

Precisamente en Francia se ha iniciado estos días un juicio a diez personas de un grupo antivacunas por acoso en Internet a políticos. Son personas que se convencieron de que la pandemia de Covid-19 no era más que una conspiración dirigida por un grupo de poderosos para inocular veneno a la población e instaurar un control de las mentes.

Con el final de la pandemia no se han acabado las teorías de la conspiración. Las teorías de la conspiración suelen surgir en épocas de rápidos cambios culturales. Muchas reflejan el malestar con el cambio y lo atribuyen a una red oculta de sujetos que tienen un plan destructivo. Las teorías de la conspiración atraen porque ofrecen un mecanismo explicativo del caos y del desorden.

Se alimentan de la amnesia histórica y de la creencia de que lo que ocurre ahora no ha ocurrido nunca anteriormente.

Las vacunas han sido un ejemplo perfecto de cómo las preocupaciones inicialmente razonables sobre los posibles efectos secundarios se convirtieron en irracionalidad. Esta irracionalidad forma parte de la crisis: se crea un sistema cerrado en el que no entra la realidad y, por eso, es imposible que sean los hechos los que fundamenten las evidencias