Línea Editorial COPE: Trump es su propio talón de Aquiles

Donald Trump es ya oficialmente candidato republicano a la Casa Blanca. Más que una nominación se trata de una coronación en toda regla, la culminación sin precedentes de la toma de control del Partido Republicano por parte de un líder carismático. Con las encuestas a favor, Trump exhibe un discurso populista desacomplejado. Ni siquiera ha tomado la precaución de elegir a un compañero de ticket que diera a su candidatura un barniz de moderación. Su elección ha sido un senador aislacionista y malavenido con la gran empresa, síntoma de que confía en que la movilización de sus partidarios más fervientes le lleve en volandas a la presidencia.

Donald Trump da muestras de haber dejado de escuchar a quienes le aconsejaban no movilizar en su contra el voto del miedo. Después de todo, ha llegado hasta donde está después de las más serias acusaciones ante la justicia, incluida la de intentar revertir el resultado de las urnas. La pregunta es: ¿sirve esta presunción para una elección presidencial? Cabe cierta duda sobre dónde termina el teatro y dónde empieza el Trump real, pero el tono de estos días en la convención republicana de Milwaukee bien podría servir de acicate para una movilización Demócrata que, nuevamente, impida su victoria. Para eso haría falta armar en un mes una nueva candidatura con opciones de éxito. Los precedentes no son halagüeños. Pero si algo empuja en esa dirección es la verborrea del propio Trump.