Línea Editorial: "Hola, hola"
"El piloto rojo del estudio de radio ha quedado encendido para siempre. Ha muerto Pepe Domingo Castaño"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El piloto rojo del estudio de radio ha quedado encendido para siempre. Ha muerto Pepe Domingo Castaño. Lo ha hecho este fin de semana, de manera imprevista, como queriendo evitar la lluvia que tan poco le gustaba y que a la vez tanto empapa su biografía. Ha sido alma, corazón, cántico y verso, morriña y vida a borbotones del “Tiempo de Juego”, de Paco, de Lama y ya por siempre de Pepe. Fue niño de la posguerra, que siendo aún muy joven se plantó con su maleta en Madrid y se hizo un hueco en el corazón del entretenimiento de los españoles. Lo hizo en la escuela de grandes de la comunicación como Joaquín Prats y ha dejado una estela de cariño tal, que ha hecho que este domingo miles de españoles, desde las más altas autoridades políticas hasta los anónimos oyentes de la radio, se hayan querido despedir de él con el corazón encogido y a la vez agradecido.
En su historia, que ha recorrido con gran éxito en su reciente libro “Hasta que se me acaben las palabras”, se desgranan buena parte de las sombras y de las muchas luces que dibujan la segunda mitad del siglo XX en la España que adoraba. Hubiera querido ser animador de orquesta y poner a bailar sin descanso a los pueblos de su Galicia natal. Animó, en cambio, la música, la televisión y de forma sin igual la radio deportiva en la que supo vender como nadie una caja de puritos, una docena de huevos o una cortadora de césped. Nacido en Padrón, fue novicio dominico, cursó estudios de Magisterio y conoció la radio a los 18 años, una pasión y una forma de entender la vida que ya no soltaría nunca. Obtuvo decenas de premios, entre ellos cuatro Ondas, dos Antenas de Oro y un Micrófono de Oro. Tere, su mujer, sus hijos, sus nietos y tantos como hoy sentimos una gran orfandad, decimos, con el poeta, que la muerte no interrumpe nada y, con la natural pena humana, entonamos un “hola, hola” que es, sobre todo, una alegre y esperanzada despedida.