Línea Editorial: "Por la democracia siempre"

Hace 50 años el general Augusto Pinochet dirigió el Golpe de Estado que instauró en Chile una Dictadura de Seguridad Nacional sostenida sobre la tortura, las desapariciones forzosas y el asesinato. El asalto al Palacio de la Moneda, del que el presidente Salvador Allende nunca salió con vida, supuso el fin de una democracia que ya años previos se había desgastado profundamente, con responsabilidad de todas las fuerzas políticas. Cincuenta años después, con la presencia de Isabel Allende, los expresidentes Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, junto al actual presidente, Gabriel Boric, rindieron homenaje a todas las víctimas del Golpe. El expresidente Sebastián Piñera, que sí firmó la declaración institucional “Por la democracia siempre”, no quiso estar presente en el acto público. La UDI, heredera la Dictadura, lejos de mostrarse discreta y en silencio, ha celebrado a su manera un Golpe al que califican de inevitable. Por su parte, la izquierda radical ha provocado graves altercados en las calles, especialmente en las proximidades del palacio presidencial.

Medio siglo después, Chile intenta acometer un proceso constituyente que está resultando extremadamente difícil. El compromiso “Por la democracia siempre” quizás pueda servir de acuerdo práctico en torno al cuidado de la democracia, la condena de la violencia, la defensa de los derechos humanos y el fomento de la colaboración, que permita a los chilenos de derecha, izquierda y centro cerrar definitivamente el ciclo abierto a comienzos de los setenta del siglo pasado.