Línea editorial: "Repensar la atención a jóvenes sin referentes familiares"

Las autonomías han acordado el reparto de 400 menores sin referentes familiares tutelados por Canarias y Ceuta, medida que complementará con la transferencia de 70 millones de euros el Gobierno central. Es una buena noticia ante el desbordamiento en Canarias, pero que ni de lejos resuelve la descoordinación entre administraciones. Ni siquiera hay cifras mínimamente solventes sobre el número de menores, como denuncia cada año el Defensor del Pueblo. Los sistemas de protección se han visto demasiadas veces colapsados, algo comprensible cuando España aún no estaba familiarizada con estos nuevos fenómenos migratorios, sin que se haya dado paso todavía a un modelo que facilite la transición a la edad adulta de estos jóvenes con una verdadera atención integral, y les permita alcanzar la autonomía personal a través del empleo. La actual atomización de recursos, a menudo de calidad discutible, provoca que España no esté siempre a la altura de los compromisos internacionales suscritos, una cuestión de justicia para estos menores que afecta también a la cohesión de la sociedad en el futuro. Estos adolescentes vienen a España porque hay demanda de mano de obra en amplios sectores de la economía. Es ahí donde hay que hacer un esfuerzo de racionalización, evitando que se sigan generando bolsas de exclusión, con repercusiones que generan alarma social y una injusta estigmatización de estos jóvenes.