Línea editorial: "La Unión Europea ante el desafío ruso"

La Unión Europea ha iniciado un proceso de revisión de sus relaciones con Rusia y de las posibles sanciones que pueda adoptar con relación a la política expansionista de Vladimir Putin. El Comisario Josep Borrell y los Ministros de Exteriores tienen en sus agendas el deber de reorientar las relaciones con un país que persigue y encarcela opositores como Navalny, reprime a los disidentes, interviene en Ucrania y escenifica en público su rechazo frontal a las democracias liberales.

A primeros de febrero, el Comisario Borrell viajó a Rusia y tras su viaje y, como consecuencia de la confrontación buscada por el ministro ruso de Exteriores, la posición europea ha cambiado notablemente y está en trance de unificarse. Rusia ha decidido convertirse en adversario y la Unión Europea ha abierto el camino hacia nuevas sanciones, la congelación de bienes a más de 180 altos cargos de la Administración rusa y un nuevo listado de sanciones por violación de derechos humanos.

A partir de aquí habrá que diseñar un proceso gradual que, sin dejar de ser necesariamente sancionador, como defienden los Países Bálticos o Polonia, no rompa bruscamente los equilibrios necesarios entre la Unión Europea y Rusia, como defienden Alemania o Francia.

La vía intermedia busca evitar sanciones que afecten a la ciudadanía y usarlas como un instrumento orientado a modificar las prácticas del gobierno sancionado. Es muy probable que nada cambie de la noche a la mañana, pero ni la parálisis funciona, ni tampoco la confrontación directa.