Mala política

Antes de las elecciones del pasado 20 de diciembre había en España un gran deseo de cambio. Muchos pensaban que los partidos políticos más tradicionales se habían alejado de la gente y que era necesaria una renovación. La encuesta del CIS hecha pública esta semana ha reflejado un aumento de la preocupación por la situación política. La falta de acuerdo para formar Gobierno y la falta de sinceridad en las negociaciones seguramente han aumentado la desconfianza.Una de las formaciones que recibió los votos de los que querían una nueva forma de hacer política fue Podemos. El último anuncio de Pablo Iglesias, tras la reunión con Ciudadanos y el PSOE, muestra que no es suficiente tener un nuevo partido para hacer nueva política. Podemos acudió el jueves a un reunión a tres sabiendo que no era posible un acuerdo, porque exigía un referéndum sobre Cataluña y un gasto público inasumible por PSOE y Ciudadanos. Este viernes Iglesias ha anunciado una consulta a las bases para preguntarles sobre un acuerdo que él mismo considera imposible. Se formula una pregunta a los militantes cuando la dirección del partido ya ha dicho que no.Este recurso a la democracia directa, muy poco sincero, solo es un giro táctico que utiliza a la gente para no asumir el posible deterioro de imagen que significa acabar con unas negociaciones. La partitocracia nos distanció de la política. La falta de sinceridad y la retórica vacía en torno a la negociación aumenta nuestro escepticismo: es mala política.