Malos tiempos para el multilateralismo
"A pocas semanas ya del relevo en Washington, resulta difícil imaginar que vaya a ser posible en el futuro próximo soluciones multilaterales a los desafíos actuales del mundo"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Cumbre del Clima celebrada en 2019 en Madrid se recuerda por las dificultades de sacar adelante un acuerdo ya en tiempo de prórroga. Los pronósticos que llegan de Bakú, en Azerbaiyán, sugieren que aquel récord podría batirse. La comunidad internacional es consciente de lo mucho que está en juego: no se habla de legar un planeta habitable para abstractas generaciones venideras, sino de intentar reducir el impacto de la emergencia climática, ya inevitable para los actuales habitantes de la Tierra. Lo que se discute es quién paga la factura, y China y los países del Golfo no están dispuestos a poner su parte. Todo esto, sin necesidad de que Donald Trump haya llegado todavía a la Casa Blanca y de que EE.UU. vuelva a posiciones de bloqueo y aislacionismo. La Cumbre del G20 celebrada esta semana en Brasil ha ofrecido un anticipo de lo que está por llegar. Por un lado, se ha visto un ambiente tenso y polarizado, especialmente entre los presidentes de Brasil y Argentina, de ideologías antagónicas. El vacío que deja Biden lo ha llenado gustoso el presidente chino, Xi Jinping, mientras los representantes de una Europa crecientemente irrelevante se presentaban en una posición de indisimulable debilidad agravada por sus polarizaciones internas. A pocas semanas ya del relevo en Washington, resulta difícil imaginar que vaya a ser posible en el futuro próximo soluciones multilaterales a los desafíos actuales del mundo. Ni para Ucrania ni Oriente Medio, qué decir ya de la crisis climática, convertida en un “sálvese quien pueda” que, por desgracia, describe bien el estado actual del mundo.