Madrid - Publicado el - Actualizado
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En su Discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de primavera, el Cardenal Ricardo Blázquez ha entresacado las ideas principales de la Exhortación postsinodal del Papa Francisco, “La alegría del amor”, ha recordado el servicio que la Conferencia Episcopal ha venido prestando a la sociedad española, precisamente en este año en el que se cumplen cincuenta años de la institución, y ha dedicado también una buena parte de su intervención a expresar su honda preocupación por la situación política y social que atravesamos. Es necesario, ha subrayado, que pidamos a los dirigentes políticos que prevalezca el bien común sobre los intereses particulares; que se entiendan las relaciones dentro del marco fundamental de nuestra convivencia, que pasa por la casa común de la Constitución y se inserta en la mejor tradición occidental de nuestra Europa de raíces cristianas.La Iglesia en esta tesitura no pretende privilegio alguno, sino contribuir, como hasta ahora lo ha hecho, a la construcción de una sociedad mejor. Para eso el Cardenal Blázquez propone el camino de la laicidad positiva: ni fundamentalismo intolerante, ni laicismo disolvente. Sin este marco fundamental, sin estos pilares básicos, nuestra convivencia se volvería insegura. Si no valoramos y preservamos lo que con tanto esfuerzo hemos logrado, corremos el riesgo de que la desmemoria nos incapacite para abordar cualquier proyecto atrayente de futuro.