Madrid - Publicado el - Actualizado
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El 6 de agosto de 1945 los Estados Unidos bombardearon la ciudad japonesa de Hiroshima, y tres días después la de Nagasaki. Era la primera vez que un arma nuclear demostraba todo su potencial destructor. La guerra total provocaba un cambio de rumbo y de orientación en el tratamiento de los conflictos bélicos.Hiroshima supuso un antes y un después, aunque tuvieran que pasar muchos años para que los países que poseen la bomba atómica iniciaran un camino de negociaciones que llevaran al control del armamento nuclear, a la firma de tratados para su no proliferación y al desarme paulatino y multilateral.Algunos de estos hitos son los que el Secretario de Estado John Kerry ha recordado en su viaje a Hiroshima junto con el resto de Ministros de Exteriores del G7. Hiroshima es un memorial que recuerda que la guerra es siempre un último y trágico recurso.Hoy, Japón y Estados Unidos son aliados. El precio que los japoneses pagaron fue altísimo en vidas humanas y en heridas morales que aún perduran. La Declaración de Hiroshima suscrita durante estos días es un paso más en un largo proceso histórico hacia el desarme nuclear. La amenaza real de destrucción total exige una política activa a la que necesariamente hay que ir sumando aliados. No sólo para limitar el daño, sino para hacer real el ideal de una única familia humana.