O el narco, o México

"El jesuita Marcelo Pérez quería para México un paraíso de paz. Y por defenderlo desde Los Altos de Chiapas, en el sureste de México, ha sido asesinado"

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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El jesuita Marcelo Pérez quería para México un paraíso de paz. Y por defenderlo desde Los Altos de Chiapas, en el sureste de México, ha sido asesinado. Las bandas criminales que operan en ese Estado le querían fuera de su camino. Marcelo Pérez era párroco y se implicaba en la defensa de las comunidades indígenas más vulneradas y a las que el crimen organizado atosiga sin piedad. Este jesuita sabía que su vida tenía precio y, sin embargo, nunca renunció a estar junto a los desplazados, los funcionarios extorsionados o los pobres de las comunidades en las que servía.

El domingo pasado fue asesinado en San Cristóbal de las Casas y su cuerpo fue localizado en el interior de una camioneta. Este asesinato se suma, en una sola semana, a otros dos asesinatos violentos en Ciudad de México, al ataque a un periódico en Sinaloa, al asesinato de un bañista en Acapulco y al incendio del mercado municipal de esta ciudad.

La presidenta de la República sigue afirmando que nadie quedará impune y que los asesinos de estos, y de todos los crímenes perpetrados en México a manos del narco y el crimen organizado serán perseguidos y castigados. Sin embargo, Sheinbaum, al igual que su predecesor, prefiere dedicarse en cuerpo y alma a las reformas constitucionales. López Obrador prometió abrazos y Sheinbaum ha prometido inteligencia. Al narco no le importa ni una cosa ni la otra. Es verdad que Sheinbaum acaba de llegar y que ella no ha inventado ni el narco ni la guerra contra el narco, lo que no significa que pueda postergar un asunto que ha dejado de ser prioritario para convertirse en la condición para que México pueda seguir en pie.

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