Madrid - Publicado el - Actualizado
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A estas horas se reúnen en Pekín las delegaciones china y estadounidense para intentar encontrar una salida a la guerra comercial que enfrenta a la primera y la segunda economía mundial, provocada por el nacionalismo que practican los presidentes de China y de Estados Unidos. El fin de la guerra comercial sería una gran noticia en un año que económicamente ha comenzado con grandes dudas. No se habla de recesión pero sí de una ralentización económica global. De hecho la Reserva Federal de Estados Unidos se ha mostrado ahora reticente a continuar con una política de subida de tipos de interés que hasta hace poco consideraba conveniente.
Esta situación de incertidumbre llega cuando en España no tenemos un rumbo claro en nuestra política económica. El Gobierno de Sánchez aprobó en el último mes de 2018 una serie de medidas que supondrán el incremento del gasto público en más de 6.000 millones de euros, sin que estén claros los ingresos. Continúa la incertidumbre sobre el presupuesto.
El desequilibrio fiscal va a estar acompañado de la ausencia de reformas de calado. De hecho, los cambios en la legislación laboral que prepara el Ejecutivo van en la dirección menos conveniente. Nuestro país encara un nuevo período económico de dificultades sin haber mejorado su sistema educativo, sin haber mejorado las tasas de inversión en investigación y desarrollo, y sin haber hecho las necesarias mejoras para aumentar la productividad.