Madrid - Publicado el - Actualizado
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La elección del nuevo presidente del Parlamento Europeo, el diputado del grupo popular Antonio Tajani, llega en un momento especilamente delicado para Europa y sus instituciones. La ruptura de acuerdos básicos entre las dos grandes formaciones en la Eurocámara, socialdemócratas y populares, ha dejado la política europea a merced de los pequeños partidos que llevan las decisiones al terreno, siempre tenso, del euroescepticismo. La influencia del discurso aislacionista de la Premier británica y la inminencia de los procesos electorales en Francia y Alemania, añaden mayor calado a la inestabilidad en la que parece estar inmersa esta institución europea. Este proceso tendrá su continuidad en las votaciones de vicepresidentes y en otras de trascendencia económica, como la propuesta del Tratado de Libre comercio con Canadá. El italiano Tajani, un hombre moderado y dialogante, intentará retejer la colaboración con los socialistas, enrabietados porque la presidencia de las tres grandes instituciones europeas esté ahora en manos de los populares. En su discurso inaugural, ha propuesto ejercer una presidencia simbólica, con una cámara fuerte que tenga el protagonismo de las decisiones políticas en una Europa que se enfrenta a grandes retos.