Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las conversaciones para alcanzar en seis meses un pacto educativo han comenzado oficialmente con la constitución ayer de una subcomisión parlamentaria, entre prometedoras apelaciones al consenso. La popular Sandra Moneo habló de generosidad y unidad en defensa del bien común, mientras que el socialista Manuel Cruz pidió un esfuerzo para construir desde el diálogo las reformas educativas. La nota discordante la pusieron los nacionalistas, preocupados solo de mantener sus competencias, y especialmente Podemos, que se descolgó con un discurso en el que sobraba ideología y faltaba atención a los problemas reales.Por ejemplo carece de sentido contraponer la escuela pública a la concertada, o exigir la retirada de la asignatura de Religión, que los padres pueden elegir libremente, y que año tras año demuestra además tener una gran aceptación y demanda. Esa actitud ideológica de confrontación es la que explica la inestabilidad de las leyes educativas en España. Y para remediarlo, nada mejor que una concertación de todos los agentes educativos, sociales y políticos, para mejorar la calidad del sistema y promover la máxima equidad. Más allá de esos puntos de acuerdo fundamentales, el mejor consenso, el único posible a largo plazo, es el que respeta al máximo la libertad de las familias, que son en definitiva las titulares del derecho a la educación.