Línea editorial 19/10/2022
El país de las maravillas
La comparecencia de Pedro Sánchez ayer en el Senado no tuvo otro objetivo de dibujar una España que puede estar tranquila ante la crisis mundial
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Presentada como un segundo cara a cara entre el presidente del gobierno y el líder de la oposición, la comparecencia de Pedro Sánchez ayer en el Senado no tuvo otro objetivo de dibujar una España que puede estar tranquila ante la crisis mundial, ya que él está ahí para afrontarla con su varita mágica de los impuestos. Aunque Núñez Feijóo trató de hacerle descender de las nubes en el escaso tiempo que se le permitió hablar, aportando datos de la situación real, no puede decirse que existiera debate, como ya ocurrió en la ocasión anterior. Para Sánchez, los españoles no tienen que temer nada del cercano invierno, que mantiene en vilo al resto de Europa. Aquí no habrá racionamiento energético ni falta de gas para las calefacciones, gracias a unos presupuestos mágicos que todo lo van a solucionar.
Sin embargo, ayer mismo, la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal develaba en el Congreso las "carencias notables" de las cuentas del Estado y la falta de información sobre algunas medidas contra la crisis, además de los problemas que ve en la previsión de ingresos. A continuación, fue el Centro de análisis e investigación económica, Funcas, quien deshacía las previsiones de crecimiento del Gobierno, estimadas en un 2,1%, para rebajarlas a un 0,7 este fin de año, siguiendo la senda del BBVA y de algunos organismos internacionales. El mensaje que ayer dejó Sánchez en el Senado es que aquí vivimos en un permanente cuento de la lechera cuyo final solo veremos cuando se abran las urnas.