Los Premios Nobel se rinden a la inteligencia artificial

"No se trata de proyectar una sombra de sospecha sobre todo nuevo avance en inteligencia artificial, pero sí de pararse un momento, escuchar a los expertos"

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Hace poco más de un año el mundo debatía sobre la carta de mil expertos que pedían una moratoria en la que denominaban “carrera sin control” de la inteligencia artificial, advirtiendo de los enormes peligros potenciales de esta tecnología. Este 2024, sin embargo, va a cerrarse con las grandes compañías de inteligencia artificial perfilando de manera cada vez más asertiva su modelo de negocio, y con la enorme legitimación que confiere a estos avances la entrega de los premios Nobel de Física y de Química, ambos anunciados esta semana. En el primer caso, la Academia Sueca reconoce la contribución de dos científicos que han puesto las bases del aprendizaje de las máquinas por medio de redes neuronales. El Nobel de Química, en cambio, hace un reconocimiento a los avances en medicina gracias a estas técnicas. Como detalle anecdótico, entre los galardonados hay un directivo de una de las tecnológicas que aspiran a liderar una revolución llamada a generar un impacto radical en todos los ámbitos de la vida social. La promesa de curar el cáncer o alargar la vida es sin duda tentadora, y supone la gran fuente de legitimación hoy para la inteligencia artificial. El problema es que, en ocasiones, resulta imposible trazar una frontera entre esos propósitos más nobles y otro tipo de planteamientos que entran de lleno en el posthumanismo o en un neoliberalismo descarnado. No se trata de proyectar una sombra de sospecha sobre todo nuevo avance en inteligencia artificial, pero sí de pararse un momento, escuchar a los expertos y tomarse la molestia de leer la letra pequeña acerca de lo que se nos puede venir encima

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