Línea Editorial 17/08/2021
¿Quién ayudará a los civiles afganos?
Afganistán arroja imágenes difíciles de asimilar en las que los protagonistas son ciudadanos anónimos que huyen despavoridos sin rumbo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Afganistán es hoy y seguirá siendo durante muchos días, la primera y principal noticia con la que los informativos del todo el mundo inicien sus emisiones. Afganistán ocupa portadas, es tema de editoriales y artículos de fondo y cuestión clave para expertos es política internacional y geoestrategia. Si se trata de un error de cálculo o de un hecho inevitable, la historia se encargará de irlo explicando. Pero lo que sí es más que evidente desde el pasado domingo, es que Afganistán arroja imágenes difíciles de asimilar en las que los protagonistas son ciudadanos anónimos que huyen despavoridos sin rumbo, sin equipaje, sin pasaportes y sin más enseres que sí mismos.
El avance de los talibanes retrotrae a los peores momentos de la historia reciente de este país. Las aparentes promesas quizás no sean más que mensajes tranquilizadores para los países del primer mundo que tenían en Kabul a sus representantes diplomáticos. En cuanto el último extranjero salga de país, ¿se mantendrán las promesas? Está claro que la ciudadanía afgana tiene miedo. Lo tienen las mujeres y los niños, porque la historia nos dice que fueron las primeras víctimas de los talibanes, pero lo tienen también los varones que ansían vivir en paz.
El futuro es incierto para la población civil, lo es para las naciones limítrofes y lo es para el mundo entero. Afganistán es una pieza de un tablero internacional en el que Rusia y China ansían reforzar su poder. Poco se habla de eso, y mucho del error y de los errores cometidos por Occidente. Y mientras los expertos y los comentaristas dilucidan quién es el culpable del rápido avance talibán, ¿quién ayudará a los civiles afganos? Y en caso de que estos puedan cruzar las fronteras su país, ¿quién les acogerá? ¿en qué condiciones? Afganistán es hoy un problema político, pero sobre todo es un problema humanitario para el que durante veinte años nadie se preparó.