No renunciar a la diplomacia

La crítica situación en Oriente Medio ha entrado en una nueva fase tras el indiscriminado bombardeo de Irán sobre Tel Aviv y Jerusalén

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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La crítica situación en Oriente Medio ha entrado en una nueva fase tras el indiscriminado bombardeo de Irán sobre Tel Aviv y Jerusalén. Tras el ataque de la noche del martes existe un riesgo real de que se desate un escenario de guerra total. Irán e Israel son las dos potencias más relevantes en la región, y una escalada violenta en forma de acción y reacción podría desencadenar una confrontación bélica de consecuencias imprevisibles, que nadie desea.

Netanyahu pretende reordenar los equilibrios en Oriente Medio, y lo hace contando con el apoyo implícito de actores tan relevantes como Arabia Saudí. Sin embargo, la mera fuerza militar es un instrumento de dudosa eficacia si se pretende construir un contexto de paz justo y duradero para los millones de civiles inocentes atrapados en este conflicto. Con sus luces y sombras, el orden internacional basado en reglas y el multilateralismo han sido las estrategias más inteligentes para garantizar la paz en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Este marco se encuentra ahora gravemente amenazado.

Este miércoles, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, declaró persona 'non grata' al secretario general de la ONU, António Guterres, vetando su entrada a Israel por no condenar, supuestamente, el execrable ataque iraní ni los sangrientos atentados del siete de octubre. Esta posición maximalista no solo es inexacta, sino que también frustra la posibilidad de encontrar árbitros internacionales que permitan acuerdos justos entre las partes. Renunciar a una solución diplomática del conflicto nunca será una decisión prudente.

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