Línea Editorial 23/5/2024
Reproche moral al presidente del Gobierno
Pedro Sánchez sabía que su esposa era investigada por tráfico de influencias
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Pedro Sánchez sabía, cuando el pasado 25 de abril dirigió una carta a los españoles en la que anunciaba que se retiraba unos días para pensar si le merecía la pena seguir presidiendo el Gobierno de España, que su esposa era investigada por tráfico de influencias. Sánchez confesaba ante la ciudadanía que necesitaba tiempo y paz para reflexionar. La causa, escribió el presidente, tenía que ver con el fango que la derecha, la extrema derecha y sus medios afines, esparcen a diestro y siniestro en la política española. Sorprende que el presidente no calculara que, más tarde que pronto, la ciudadanía sabría la verdad.
La mujer del presidente está siendo investigada por el juez. Sánchez lo sabía el 25 de abril, por eso puede decirse que mintió intencionadamente a todos los españoles al tiempo que buscó la adhesión incondicional de los suyos. No están claros los réditos políticos de su jugada, que le sirvió para tensar convivencia y las relaciones con la oposición. Intentó ganar tiempo, distraer a la ciudadanía, comprometer la libertad de los medios, generar confusión y desafiar a todos los que están directamente relacionados con esta causa. La conducta del presidente del Gobierno merece un reproche moral. Y no solo por lo que hizo en abril, sino por lo que también hoy ha hecho en su comparecencia parlamentaria. Con independencia del resultado de las diligencias contra la esposa del presidente Sánchez, la conducta reiterada del presidente del Gobierno daña la salud moral de la política española.