Línea editorial COPE: Rubiales como síntoma

La semana que debería haber sido toda ella una fiesta futbolística, social y hasta política por la consecución, por primera vez en la historia de un mundial de fútbol femenino para España, se ha terminado convirtiendo en un esperpento sintomático de otras cuestiones más relevantes que suceden en nuestro país.

En un primer momento, la no dimisión de Luis Rubiales como presidente de la Federación Española de Fútbol ha sido el remate, que agrava el sentimiento generalizado de desprestigio de la política.

El impresentable beso a una jugadora o sus gestos obscenos en el palco de autoridades durante la celebración del triunfo ante Inglaterra son gotas que han colmado el vaso, pero que llevan en sí mismas implícitas preguntas por cómo es posible que una persona como Rubiales haya tenido tan buena relación hasta ahora con el jefe del Ejecutivo o por qué el Gobierno no haya mostrado hasta hace algunos días ni una mínima muestra de desaprobación, cuando le ha perseguido durante este tiempo la sombra de graves escándalos.

Por otra parte, el caso Rubiales ha vuelto a poner de manifiesto hasta qué punto tenemos invadida la vida social por la política y la propia política por la ideología.

A la sombra de lo sucedido, hemos vuelto a ver actitudes propias del escrúpulo y el puritanismo moral en quienes acaban por exigirle a los demás una conducta irreprochable cuando son ellos mismos los primeros que no dan ejemplo.

En medio de todo ello quedan, por desgracia, opacados el éxito de la selección femenina y los verdaderos valores que encarna el deporte. Ojalá el despropósito vivido, nos sirva para aprender alguna lección.