Línea Editorial 13/04/2022
El señuelo de la ultraderecha
Aunque en teoría quedan casi dos años para las elecciones, es evidente el nerviosismo del Gobierno ante las disfunciones económicas y el hartazgo social creciente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Aunque en teoría quedan casi dos años para las elecciones, es evidente el nerviosismo del Gobierno ante las disfunciones económicas y el hartazgo social creciente. Un reflejo de ese nerviosismo es la espiral de críticas al PP y a su nuevo líder, Núñez Feijóo, a medida que se recupera de su reciente crisis y las encuestas lo sitúan ya en primer lugar de las preferencias electorales. A pesar de la disposición al diálogo y a los grandes pactos de Estado, mostrada por el líder popular, el gran pretexto ha sido, esta vez, el acuerdo del Partido Popular y Vox para formar el Gobierno de Castilla-León, así como el temor a que ese pacto pueda aplicarse en otras Comunidades Autónomas, en los ayuntamientos y también a nivel nacional.
Desde su nacimiento, Vox ha sido tachado por la izquierda de ultraderechista y antidemocrático, pero este partido se mueve en el ámbito de la Constitución, cosa que no hacen varios socios de la mayoría Frankenstein. Las propuestas de Vox deben ser sometidas a crítica, como las de cualquier partido, pero de ahí a declarar anatema a quien hable con este partido y alcance acuerdos con él, hay todo un abismo.
En realidad, Sánchez pretende utilizar el señuelo de la extrema derecha para ocultar las contradicciones que acompañan a su gestión, cada día más insoportables. En lugar de lanzar absurdos improperios, bien haría en atender la oferta de pactos de Estado que le está planteando Feijóo, antes de que la legislatura acabe en desastre para todos.