Línea Editorial

Siria sigue en su laberinto

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Aún se desconoce el resultado de las elecciones legislativas celebradas la semana pasada en Siria, pero nadie espera cambio alguno en este país mientras no se llegue a un acuerdo con la multiforme oposición formada por grupos en los que no faltan radicales respaldados por el Estado Islámico o las últimas ramificaciones de Al Qaída. De momento, la frágil tregua acordada en la conferencia de Ginebra ha permitido la ayuda humanitaria a las ciudades asediadas en las últimas semanas, pero puede saltar en cualquier momento. En todo caso, lo que todavía no aparece nada claro es cómo y quien reemplazará a Asad, que en definitiva es el fin perseguido por la vigente resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.Esta resolución prevé la formación de un gobierno transitorio, encargado de elaborar una nueva constitución que abra paso a unas elecciones libres. El problema es que todo el mundo es consciente de que tales elecciones no serán posibles mientras parte del territorio siga en poder del Estado Islámico y sus simpatizantes. Se supone, además, que para entonces el régimen de Asad y toda la oposición tendrían que ponerse de acuerdo, pero la farsa electoral de la pasada semana constituye un serio aviso de que Asad no está por la labor de dejar el poder en ningún caso. Asad y con él, sus aliados Irán y Rusia, están convencidos de que la alternativa sería un nuevo Estado islámico, apoyado por Turquía y Arabia Saudita. La guerra sigue, pues, en su laberinto, lo mismo que el drama de las víctimas que buscan asilo en una Europa a la que el Papa no deja de recordar sus raíces como patria de los derechos humanos.

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