El testigo Sánchez

El juez Juan Carlos Peinado ha citado a declarar como testigo al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la causa abierta sobre los negocios de su mujer. Además de Begoña Gómez, en la causa están investigados el empresario Juan Carlos Barrabés y el Rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache.

A pesar del asombro impostado que muestran el Gobierno, el PSOE o algunos de sus socios, lo que resulta insostenible es ya la situación que rodea al propio Sánchez y la falta sistemática de explicaciones sobre lo que está ocurriendo, más allá de apelar a los bulos, a la maquinaria del fango y a la necesidad de una etérea regeneración democrática que pone en la diana a jueces y periodistas incómodos.

Suceda lo que suceda con la investigación judicial en curso, el daño reputacional que está sufriendo el Gobierno y, por extensión, España, va a costar mucho tiempo repararlo. No hay más que ver las portadas de los medios internacionales que analizan asombrados lo que está sucediendo en nuestro país, con la mujer del Presidente investigada por si hubiera podido obtener favores como la financiación de una cátedra en una universidad pública, con la que obtuvo importantes donaciones o un software de la propia universidad que Begoña Gómez puso a su nombre. El siguiente paso tendrá lugar el día 30, cuando el juez irá a la Moncloa a tomar declaración a Sánchez. Si el Presidente decide declarar, está obligado, en su condición de testigo, a decir la verdad. Solo eso basta para explicar el sofoco y los nervios que el círculo de Sánchez ya no puede disimular.