Torra, negro sobre blanco

La indolencia de Pedro Sánchez a la hora de afrontar la sesión de investidura va a terminar convirtiéndole en rehén de su propia estrategia. A medida que pasa el tiempo, al candidato se le están complicando las cosas para conformar un gobierno que ofrezca la mínima estabilidad política y económica. Las exigencias de sus posibles aliados son cada vez más inaceptables (unas objetivamente, otras porque no le convienen) y le empujan a unas nuevas elecciones generales, algo que Sánchez nunca ha visto con malos ojos.

Muestra del elevado tono de esas demandas es la carta, cargada de falacias, que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha publicado hoy en el diario “La Vanguardia”. Una carta que ahonda en la crisis de los secesionistas, dado que ERC ha declarado no sentirse vinculada por ese texto. Torra le deja claro al Presidente que llegó a la Presidencia del gobierno a través de una moción de censura gracias al voto de los independentistas, y le advierte que ahora votarán “no” a menos que Sánchez le ofrezca una propuesta “para dar voz al pueblo de Cataluña”. Una propuesta sobre la base del respeto a los derechos humanos, civiles y sociales, entre los que se encuentra el derecho de autodeterminación, según la falacia de Torra.

Más allá de la aritmética de la investidura, esta carta dibuja el panorama que espera al próximo gobierno en Cataluña, un asunto sobre el que Sánchez ha venido jugando a la ambigüedad hasta ahora mismo.