Una tragedia humana que nos exige estar a la altura

"El paso de una DANA por varias zonas de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía se ha convertido en una verdadera tragedia"

Vehículos amontonados en una calle tras las intensas lluvias de la fuerte dana que afecta especialmente el sur y el este de la península ibérica, este miércoles en Sedaví
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Escucha la línea editorial de la mañana del jueves 31 de octubre de 2024

José Manuel Nieto

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El paso de una DANA por varias zonas de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía se ha convertido en una verdadera tragedia. El número de fallecidos alcanza ya el centenar, y muchas personas están desaparecidas. Desde al menos 1957, Valencia no había experimentado un desastre meteorológico tan grave, y el saldo final de daños humanos y materiales todavía está lejos de poder concretarse.

Nuestro país debe volcar su solidaridad hacia las personas afectadas, y es imperativo activar todas las políticas públicas necesarias para minimizar las consecuencias de una catástrofe tan dolorosa y, sobre todo, para intentar mitigar sus efectos si vuelve a repetirse un fenómeno semejante. En un momento de tanta gravedad, resulta decepcionante comprobar que hay políticos dispuestos a sacar rédito de este drama. Mención especial merecen el Gobierno y sus socios, quienes han sido incapaces de suspender la sesión del Congreso para garantizar su vergonzoso asalto a RTVE.

Las adversidades naturales son especialmente difíciles de afrontar, pues son injusticias teñidas de un doloroso misterio: al no haber culpables a quienes responsabilizar, este dolor humano nos interpela de una forma muy singular. España tiene ante sí la obligación de demostrar su apoyo, su solidaridad y su cuidado hacia los miles de personas afectadas por un desastre meteorológico brutal que también nos recuerda la dramática vulnerabilidad humana.

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