Madrid - Publicado el
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En la ciudad de Yakarta, la mezquita Istiqlal y la catedral de Santa María de la Asunción están comunicadas por un túnel que recibe el nombre de “túnel de la amistad”. Esta construcción, que permite el paso directo entre ambos edificios religiosos, ha servido al Papa Francisco no solo como hilo conductor de un mensaje dirigido a católicos y musulmanes, sino para ejemplificar un diálogo que debe irse construyendo entre las comunidades de fe musulmana y cristiana.
El hecho de que el Papa haya sido invitado no es sólo un acto de cortesía sino un paso en un camino de amistad. Para recorrer este camino y alcanzar un modo de relación fraterna y confiada, se hace preciso ver siempre en profundidad y cuidar las relaciones. Los creyentes comparten el anhelo del encuentro con Dios. Ser conscientes de esto, subraya el Papa, nos permite descubrirnos y reconocernos como peregrinos y como hermanos.
Conscientes de lo común y capaces de compartir lo que nos une, los creyentes pueden y deben cultivar lazos de amistad, de atención y de reciprocidad. Compartir la experiencia de Fe, aprender de los otros y establecer relaciones de ayuda mutua genera vínculos necesarios para trabajar al servicio de la dignidad del hombre, en la lucha contra la pobreza y la promoción de la paz. El centro de este encuentro es la amistad y la defensa mutua de las diferencias y los espacios propios. Nadie ha dicho que este camino sea sencillo y no esté exento de dificultades, pero se trata de un camino hermoso y, sobre todo, el único camino posible, en clave religiosa, para garantizar una convivencia en paz.